¿Qué distingue a la Pedagogía Waldorf de otras formas de educación?
¿Qué distingue a la Pedagogía Waldorf de otras formas de educación?
La principal diferencia estriba en ver el desarrollo del niño de una manera diferente, integral; de esta nueva visión se deriva una forma de educarlo acorde con las etapas por las que va pasando. De acuerdo con la filosofía de Rudolf Steiner, la Antroposofía, el hombre es un ser tripartita compuesto por cuerpo, alma y espíritu, cuyas capacidades se despliegan en tres etapas de desarrollo, cada una de aproximadamente 7 años. Todo lo que se enseña a los niños en la escuela Waldorf está fundamentado en este profundo conocimiento del ser humano, y por lo tanto tiene un porqué, un momento adecuado y una forma especial para transmitirse. El desarrollo del intelecto, del sentido artístico y estético y de las habilidades manuales tienen la misma importancia dentro de esta pedagogía. ¿Cuáles serían algunos principios básicos de la pedagogía Waldorf para la educación de los niños pequeños? Sobre todo, comprender que el niño pequeño está en una fase en la que lo más importante es su desarrollo físico: sus ritmos metabólicos, la maduración de los sentidos de percepción, su dominio del cuerpo y el espacio. Su metabolismo es mucho más acelerado que el del adulto o el joven, y por lo tanto, requiere suma atención a la regularidad de sus horarios de sueño y comida, así como a la calidad de éstos. Tan importante como lo que ingerimos por la boca es lo que tenemos que digerir en nuestra alma; de allí que sea de vital importancia proteger los sentidos de los niños: ¿Qué escuchan? ¿Qué ven? ¿Qué sienten?, etc. Los niños en el primer septenio están viviendo una etapa de movimiento libre. Es el movimiento lo que más les ayuda a desarrollar tanto su cuerpo como su mente. Ofrezcamos un ambiente seguro donde haya libertad de movimientos. Y una regla de oro: Los niños pequeños imitan, imitan, imitan. Por lo tanto, hay que tener muy en cuenta esto, pues es su manera de aprender a "ser". Finalmente, hay que proteger ese estado de fantasía y ensoñación propios de la primera infancia. Nos referimos al candor, la inocencia, como le llamamos, de los pequeños. Ese estado se ve muy disturbado por la academización temprana, las explicaciones intelectuales abstractas antes de tiempo, pero sobre todo, por los medios: la televisión, los videos, las computadores, etc., que generan un efecto desolador en el alma y la mente del niño. ¿Cómo podemos aplicar en casa esta filosofía? Básicamente, se trata de aplicar nuestro sentido común, lo que. No se trata de teorías y técnicas elaboradas: en realidad, la manera tradicional de criar a los niños estaba mucho más cercana a sus necesidades que algunos ambientes actuales. Dentro de esto, podemos incluir el mantener lo más posible un horario regular sano de comer, ir a dormir, etc., de manera que ayudemos al niño a adoptar buenos hábitos y sobre todo, a que su metabolismo encuentre sus ritmos. Otra gran ayuda para los niños es fomentar en ellos la fantasía: leerles o contarles cuentos, cuentos de animalitos, cuentos de hadas, etc.. Procurar alejarlos de la televisión les ayudará a estimular el importantísimo trabajo de aprender a formarse imágenes internas, base para toda imaginación y creatividad. En los países más avanzados de Europa es impensable poner a un pequeño ante la televisión o la computadora! Demos a los niños muchas oportunidades de salir a la naturaleza: esto les proporciona la oportunidad de moverse con libertad y de conocer el mundo. No hay nada más fascinante para un pequeño que observar un ejército de hormigas en acción, en vivo y todo color. El trabajo doméstico es muy formativo para los niños, tanto en el aspecto motriz como en el social y también para la auto-estima (soy útil y necesario en mi hogar). El trabajo doméstico lo harán de buen agrado si nos ven trabajar a nosotros con gusto!! Este es el siguiente y quizás el más importante punto: los niños pequeños aprenden por medio de la IMITACIÓN. Ellos imitan sin restricciones. No tienen aún criterios para discernir, así que todo entra directamente a su mente y a su organismo, y funcionan como un eco a lo que les impacta en su entorno. CUIDEMOS las impresiones y las actitudes que rodean a nuestros hijos! Seamos ejemplos dignos de imitar. NO TENGAMOS PRISA! En el mundo del niño no hay prisas. Gocemos con ellos cada instante. No hace falta llenarnos de actividades y correr todo el día. Tampoco hay prisa para que caminen, corran, lean y escriban antes que los demás; ya lo harán a su debido tiempo. No permitamos que la economía o la moda nos impongan sus necesidades! ¿Y la lectura? ¡La lectura no se enseña! No se pierde tiempo con el descifrar martirizador de palabras y textos (y ¡cuán precioso es el tiempo en estos primeros años!). Lo que sucede naturalmente, sin trauma de ningún tipo, es lo siguiente: el alumno después de un determinado tiempo, sabe lo que él mismo escribió y, enseguida, en un ambiente alegre y vivo, los alumnos adivinan palabras o textos que el profesor escribe en el pizarrón Nada más es necesario. El propio interés de los alumnos despertó; ellos automáticamente intentarán descifrar palabras que encuentren a su alrededor en las calles, en las revistas o, simplemente, en el pizarrón. El profesor observará este proceso en cada alumno, dando un pequeño "empujón" cuando sea necesario. El resultado final, es que todos los niños terminan sabiendo escribir y leer, sin traumas, sin lágrimas. El proceso demora mucho más tiempo que en las escuelas tradicionales, pero el resultado es el mismo - sin pesadillas, viviendo un número infinito de bellos cuentos y realizando un número igualmente grande de dibujos y pinturas en los que pudo exteriorizarse toda la fantasía e imaginación del niño. No se insiste demasiado en la ortografía, por lo menos al principio. Además de ser una convención y, por consiguiente, algo artificial y extraño en el desarrollo del joven, ella se graba más adelante por memoria visual. En las clases más avanzadas, el profesor obviamente, trabajará para que los alumnos dominen perfectamente la ortografía que, para los pequeños, constituye un flagelo. El profesor no dejará de exigir a los alumnos que ellos mismos descubran palabras, frases, pequeños textos; estos serán entonces, descritos por todos. La reproducción de cuentos, el dictado y otras formas escritas y verbales, serán cultivadas como lo son tradicionalmente. La redacción propia tiene un papel fundamental, pero la composición en el sentido de una disertación sobre un tema libremente elegido, recién comenzará después de los catorce años, cuando el yo está predominando.
Fuente: educacionwaldorf.org